El Inann

Sintió lo rugoso de la corteza y a través de ella la vida que bullía en la madera, sintió como pocas veces que el árbol estaba vivo, que era viejo y sabio y bueno.
Decidió pasar allí la noche, no habría mejor lugar y no quería llegar a la ciudad en el ocaso. Prefería hacerlo a la mañana, con tiempo para encontrar un lugar donde darse un buen baño y estar presentable cuando se encontrara con el Rey. No se le escapaba que sería sumamente difícil, imposible casi, tener una audiencia con su majestad, pero se quedaría en Fusa hasta conseguirlo.
Soñó que una nube de azules mariposas volaba alrededor de un joven asustado y Lordon, llenó de compasión, le dijo que no temiera. Que, aun en los momentos de zozobra, cuando la desesperación hiciera carne en su espíritu, Athanor estaría junto a él, guiándole a través de la oscuridad, pues es El Padre quien creó el mundo y todos los caminos sobre y bajo la tierra, y en el cielo.
Muchas cosas vio esa noche, visiones que le llenaron de angustia y otras que le dieron esperanza, mas al despertar no pudo recordar salvo el sueño de las mariposas y emprendió viaje con una rara desazón pesándole en el pecho.
Encontraron un manantial cercano y luego de saciar su sed se irguieron renovados, habían descansado bien, mejor que en todo el viaje y tener el destino a la vista hizo que apretaran el paso. El hilo de agua bajaba cantando por la ladera para, ya en el valle, convertirse en una cañada que se unía al río Inann, cerca de la ciudad.
El Inann...

Written by 

Leave a Reply