Recordó una ocasión en que la luna y el sol se unieron en el cielo. La extraña oscuridad le inquietó, pero su padre dijo que no había nada que temer.
– No es bueno que los hijos vean a sus padres cuando el amor los abraza. La oscuridad en nuestros ojos no debe llenar nuestros corazones.-
La corta noche la llamaban, y los enamorados se juraban amor eterno bajo el cielo que los velos de la modestia oscurecían.