Cometas de nombre raro

Era una primavera bien ventosa y las cometas se veían por todo el cielo. Las mirábamos con el tío; pasábamos rato, el mateando y yo jugando con alguna piedra o algo. A veces conversábamos un poco, pero eran frases cortas, el tío tomaba mate despacio, casi siempre sólo, por eso mismo. Había gente lo devolvía enseguida, como si el objeto de tomar mate en ronda sólo fuese tomar agua caliente con yerba. Y hablaba poco Read More …

Helados derretidos

– ¿Vamo en el vasco, Julito? – dijo el tío, ya en el portón. Yo había hecho la mitad del camino hasta donde estaba, cuando preguntó: ¿No le pregunta a su madre? Podía decir que no hacía falta, que era ir y venir, ahí, hasta el vasco nomás, pero era más rápido ir a preguntar, que discutir y tener que ir igual. Encontré a mamá con los ojos llenos de lágrimas y me asusté. Ella Read More …

El exímio centrojás Gardely Lepera

Hacía como una semana que le estaba enseñando al Nippur a traer un palo que le tiraba. Pero el hombre no colaboraba. A veces lo traía, sí; pero si no tenía ganas, uno se podía volver viejo tirándole el dichoso palo, que ni una olfateada le daba. Yo quería que lo trajera siempre, no quería ir a mostrarle al tío y que el bicho me quedara mirando. Así que practicábamos, o por lo menos, lo Read More …

Tobera

Unos amigos del tío habían estado de cacería por campaña y le avisaron que tenían algunas mulitas y chorizos de carpincho. La mulita era rica, sabrosa, pero los chorizos eran medio fuertones, así que apenas comía. O comía solo cuando se hacían cazuelas, lo mismo que el charque. Pero al tío le encantaban y los amigos, que lo conocían, le avisaban siempre que hacían y él encantado. Le pregunté, una vez, porque no hacía él Read More …

Cecilia

Y un día las palabras encontraron su orden. Y dejaron de empujarse y tropezar. Y ella respondió. Y no imaginé que su voz fuera mágica. Porque sólo escuché su voz, sólo escuché su voz. Por varios días. Sólo escuché su voz. Y creí que todo era distinto. Y se lo dije al tío. El me miró, para nada conmovido, y dijo: – La pucha que le pegó fuerte el primer amor. – Quedé tan sorprendido Read More …

Dos mojarras y una tortuga

Un día vi pasar unos gurises con un calderín y unos pescaditos en la mano. Era ya bastante después de la siesta así, que me imaginé que habían pasado toda la tarde de pesquería. Y me entraron ganas de ir. Mi padre habría sido la primera opción, porque a veces, en semana santa, se iba a cazar y de pesquería con unos amigos. Pero yo no podía. Primero, era muy chico, o eso decía mamá Read More …

La llamada

Las nubes negras, cargadas, llenaban el cielo de promesas diluviales, mientras miraba a través de la ventana, esperando reconocer la cadencia de tus pasos apresurados.Pero la lluvia empezó, gota a gota, torrencial, antes que pudiera reconocerte. Y el reloj, que hasta entonces, avanzaba perezoso, ahora corría, las agujas empujándose entre sí.Los charcos habían crecido, habían sido lagunas un momento, y ahora, sin el maná que les alimentara desde el cielo, mermaban despacio, turbios, removidos por Read More …

Un árbol en el fondo de casa

El tiempo vuela cuando disfrutamos; los malos momentos son los que se llevan la mayor parte en los relatos. El “y vivieron felices por siempre” es mucho más corto que toda la tragedia de los personajes, aunque “por siempre” signifique toda la vida. Eso fue lo que sentí cuando Nippur se fue. Me había acompañado por casi ocho años, pero, mientras iba cada vez más profundo con la pala, me parecía que sólo habíamos estado Read More …

Cuando mi tío se quedó sin caña

Fue raro que me llamara mamá. O, mejor dicho, si uno se ponía a pensar (cosa que yo no estaba en condiciones de hacer) ella mejor que nadie sabía de la fuerza de lo que el tío y yo sentíamos. Habló un rato largo, creo que consolándome o diciendo que no era taaaan necesario que fuera, que el tío sabía que estaba con él y así. Pero ella sabía tan bien como yo que luego Read More …