Cecilia
Y un día las palabras encontraron su orden. Y dejaron de empujarse y tropezar. Y ella respondió. Y no imaginé que su voz fuera mágica. Porque sólo escuché su voz, sólo escuché su voz. Por varios días. Sólo escuché su voz. Y creí que todo era distinto. Y se lo dije al tío. El me miró, para nada conmovido, y dijo: – La pucha que le pegó fuerte el primer amor. – Quedé tan sorprendido Read More …