Una tarde de furia

Miró alrededor con aire incrédulo. Meneó la cabeza como quien, habiendo perdido ya toda fe en la humanidad, descubría que esta aún le seguía decepcionando.– ¿Qué pasó? – – A la madre del niño no le gustó que el padre viniera a la fiesta con su nueva pareja… – Lo vio interrumpir su respuesta para hundir uno de sus dedos en un trozo de pastel pegado a la pared y llevárselo a la boca para Read More …

Encuentro

El hálito que nace en tu boca Que llena y perturba mi cordura. Aliento caliente de pasión locaque marca cadencia en tu cinturaEntre tus muslos oasis prohibidoCalma mis ansias tu fuente salvajeY mi lengua buscando el gemido Despierta la pasión de tu linajeEl placer que me hace estremeceren tus labios la dureza de mi serel néctar de mi sexo procurandoEl suspiro que me arranca tu tesónEn mi pecho tu espalda, la pasiónLlanuras de deseo cabalgando

El desierto

(Homenaje a Havelock Ellis) Atravieso el desiertopleno en la esperanzaque la tierra prometidase encuentraal otro ladode los mares de arena. ¿Está allí?¿Donde deseo que esté?No lo sé.Mas aun cuando los pasos cuesteny el último de los regalos de Pandorame abandoneDeberé avanzarPues la tierra prometidasiempre estáal otro ladoDel desierto…

Sobre los dioses

Pero algo había observado luego que la verdadera juventud le abandonara. Los hombres creen en aquello que desean creer, en lo que necesitan creer y cada uno de ellos ve a sus dioses en función de la imagen que tienen de sí mismos. De las culpas que cargan y de los anhelos que los sumen en el insomnio; de aquello que aman mas también (y sobre todo) de lo que temen.