Dos mojarras y una tortuga
Un día vi pasar unos gurises con un calderín y unos pescaditos en la mano. Era ya bastante después de la siesta así, que me imaginé que habían pasado toda la tarde de pesquería. Y me entraron ganas de ir. Mi padre habría sido la primera opción, porque a veces, en semana santa, se iba a cazar y de pesquería con unos amigos. Pero yo no podía. Primero, era muy chico, o eso decía mamá Read More …
