Payasitos
El problema era que el perro ladraba mucho. Demasiado. – ¡Ay, pero la culpa no es del animal! – decían. Como si aquella explicación estúpida hiciera que sus ladridos me dejasen dormir. Tampoco se debía a que los vecinos estuviesen todo el tiempo fuera, pero sí lo estaban en mis horas de descanso. Así que un día hice cuatro o cinco croquetitas y las rellené con los gránulos rojos del veneno para ratas. No sé Read More …