Mariposas que olían flores

En Japón, los cuadros son poesía. Una vez, un maestro. Puso la prueba final a sus alumnos. Dibujen, dijo: Un caballo que haya corrido entre flores. Cosa harto difícil. Pues, es fácil dibujar un caballo corriendo entre flores. Más no que haya corrido entre flores. Pero el maestro había sido explícito en su parquedad. Frente a sus alumnos, sentado, y sin levantar la vista de su trabajo de caligrafía. Dijo: Un corcel corrió entre los Read More …

Caballo de madera

Hay un caballo de madera.Un balancín, de patas largas.Con dos palitos a cada lado de la cabeza, plana, para agarrarse.Está pintado de Beige.La crin es roja y los rasgos azules.El niño se hamaca.Lo adora.Lo encuentra años después.En una casa de antigüedades.Lo renueva.Un gran obsequio para su hijo.Ahora.Las imágenes.La alegría.El niño cae hacía atrás.El padre se estira.Se estira.Se estiiiiira…

El prestamista

Uno de sus porteros entró para avisarle que alguien esperaba afuera.Asintió y esperó la descripción. Los poderosos son parcos.– Estuvo diez minutos buscando la puerta. Caminó de arriba abajo mirando este papelito. –Extendió el brazo y su hombre de confianza le dio un trozo de papel arrugado, con su dirección dibujada con letra casi infantil. Nunca dejaba de sorprenderle lo mal que escribían sus clientes, pero esa era la primera vez que veía la palabra Read More …

Mamá lo habría querido así

Había una vez una mariposa. Una mariposa de un brillante azul metálico. Una Lysandra Ishtaraye, aunque el común de la gente la llamaba “niña azul”. Había una vez una mariposa, y esa mariposa era la obsesión de Francisco Sosa… Mamá cuidaba de él. Lo hizo en la escuela, en el secundario y mientras cursaba la carrera de contaduría. Mamá tenía que hacerlo porque no había señor Sosa. Nunca lo había habido; Sosa era el apellido Read More …

Noche de niebla

Sí, su novio siempre le decía que esperara un poco mas y tomara el otro ómnibus. “En la parada estás mas protegida; hay luz y gente”, decía. Pero no le había dicho que uno de sus compañeros de estudios estaba siendo demasiado insistente con sus invitaciones. Había pasado de las insinuaciones prácticamente al acoso, y eso no era algo que pudiera contarle a Daniel. Primero preguntaría por qué no le había comentado antes, con aquel Read More …

La apuesta

Había caminado pocos pasos, cuando sintió el tirón en su brazo que lo obligó a volverse. Habitualmente, en las películas, esas vueltas bruscas terminaban con el protagonista en el suelo, víctima de un golpe traicionero. Por un segundo creyó que eso era lo que iba a pasar, pero se encontró con aquellos ojos verdes muy cerca de los suyos. – Vamo´ hablar, calmate. – dijo Ernesto Morales, olvidando por primera vez su tono petulante. – Read More …

El diputado y el sordo Sosa

Me acuerdo que hacía días que mis padres estaban como nerviosos. Parece que venía un DIPUTADO de Montevideo. Cuando ellos lo decían sonaba todo en mayúsculas. EL DIPUTADO. El tío Gabino no daba mucha bola. – ¿Pa que va venir, decía, si al final siempre es lo mismo? Siempre cuesta lo mismo parar la olla. Si no cuesta más. Me llamaba la atención que pensara así, porque mi padre estaba bien contento que viniera el Read More …

La primera vergüenza de mi tío

Una vez había acompañado a mi padre a campaña y me traje una bolsa por la mitá de pitangas. Le llevé unas al tío y quedó chocho. Primero me dijo que trajera “gelo” de la heladera. Cuando volví, había puesto las frutitas en un plato hondo y las había cubierto de agua. Puse el hielo con cuidado de no volcar y me senté. Las chicharras cantaban mientras esperábamos que las pitangas quedaran fresquitas. – Hace Read More …

San Pilato

La mama no encontraba su San Pilato y se le ocurrió que el Nippur podía haberlo agarrado o algo. En casa siempre hubo perros, pero afuera, como debe ser. La cosa es que Nippur, como todavía era cachorrón, no sabía cuál era su lugar y me había seguido cuando entré. Yo lo saqué carpiendo, pero él, divertidísimo, me hacía fiesta y pensaba que la cosa era juguete. La mama nos vio y se sacó la Read More …

Cuando mi tío me ganó al rompecabezas

Resulta que una vez anduve medio ofendido con el tío Gabino. Como tres días sin ir a comer la grasita de los churrascos estuve. Había pasado a cuarto año con buena nota y estaba contento. Todo orgulloso de mí mismo, yo. Mis padres me habían prometido un regalo y no daba más de ganas que me lo dieran. Pensé que podía ser una miel que me gustaba y que papá traía a veces de campaña, Read More …