El último regalo
Ana lo vio llegar; vio el coche girar casi tocando la fuente. Poco antes se había ido Juan. Tenían todo calculado, el tiempo siempre ajustaba perfectamente. Él llegaba siempre a las dos de la tarde, media hora antes Fausto dejaba la casa. Luego tendrían cuatro horas para amarse, para demostrar lo que sentían el uno por el otro, para sentirse. Fausto entró mientras pensaba; era quince años mayor que ella, la había visto crecer, forjar Read More …